jueves, 5 de mayo de 2011

Un exótico pulido con raíces en la Polinesia

Los tratamientos de belleza y relajación de los spa toman lo mejor de la Polinesia: baños que purifican, flores exóticas como la de tiaré, el frangipán, vainilla y el ylang ylang. El taurumi se trata de un masaje integral que equilibra la energía, activa la circulación y aporta relax mediante la fricción de la flor de tiaré macerada. Tiaré significa “flor de un solo lado”, una planta llena de leyendas que habla de niñas y princesas transformadas en flor.
La leyenda
dice que los delicados pétalos de la flor de tiaré representan los 5 dedos de una adorable chica tahitiana que cayó enamorada del hijo de un rey de Tahiti, y murió de pena de amor porque no tenía esperanzas de casarse con él. Los pétalos se cierran por la noche y al alba se abren con un leve sonido chispeante, que hace pensar que es el sonido de su corazón roto.

Con esta flor se fabrica el monoi de tahití, un aceite perfumado que se obtiene de la maceración del aceite de la nuez de coco y la flor de tiaré. Este masaje forma parte de la cultura medicinal tahitiana, rica en tradiciones ancestrales de gran espiritualidad. El taurumi es ofrecer la posibilidad del amor, de crecimiento y de abrirse a todas las facetas de la vida. Es común realizarlo en los bebes recién nacidos, ya que estos masajes suaves les permiten tomar conciencia de su propio cuerpo y adquirir un equilibrio psicológico y físico.
El masaje taurumi, además, actúa como un complemento terapéutico que permite el libre flujo de la energía, fomentando la salud del organismo.

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